Cine de catástrofes en deconstrucción.
Antes de empezar quisiera decir algo: Los del túnel me ha gustado, película por la cual en un principio no daba ni un chavo, para mi sorpresa no sólo me ha gustado, sino que ha conseguido entretenerme mucho más que cualquier película de supuesta comedia aparecidas este mismo año.Ganada ya vuestra simpatía, continuó.
Tras dos semanas del derrumbe de un túnel, los supervivientes son rescatados. Casi todos ellos parecen en un principio agradecidos por esta segunda oportunidad... y digo casi todos porque Toni (Arturo Vals), un übercuñado de manual, no parece del todo feliz ante la perspectiva de vivir nuevamente su monótona vida.
Vendida como la película que habla sobre lo que ocurre tras una película de catástrofes, Los del túnel nos plantea esa situación durante sus primeros minutos y durante su tercio final, centrando su grueso en expandirse más allá de los límites (lógicos, al fin y al cabo) que tienen este tipo de films, haciendo que frases, acciones y pensamientos en principio trascendentales, queden en el más absoluto ridículo si se es visto desde una perspectiva más de conjunto. Se agradece no obstante que Pepón Montero, el director en su primera incursión tras la cámara, haya evitado entrar en el tentador cliché de que cada personaje saca lo peor y lo mejor de cada uno, optando por un balance más equilibrado y que seguramente sorprenda a más de uno.

Todo queda rematado por un final perfecto, el cual sin desvelar mucho deja patas arriba todo final de cine de catástrofes habido y por haber, Los del túnel es una comedia que logra hacer gracia mediante un guión trabajado y en ningún momento sentir la necesidad de apoyarse en escatología o los chistes fáciles.
¡Ya era hora!
Que me ha gustado mucho, vamos.
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